Comisiones

Las elecciones presidenciales de 2021, se desarrollaron en plena pandemia del COVID-19. Este proceso electoral fue algo corto, debido al estado de emergencia y las prohibiciones de aglomeraciones en espacios públicos, especialmente en mítines políticos. El candidato por el partido de “Acción Popular”, Alfredo Barnechea, utilizó su estrategia del pan con chicharrón que años atrás le causó la pérdida de su candidatura a la presidencia del Perú. Esta vez acudió a los asentamientos humanos, pero el resultado no tuvo mayor impacto social. Andrés Alcántara, candidato presidencial por el partido “Democracia Directa”, se unió a los integrantes del FONAVI y realizaron varias caminatas por distintos distritos, pero sin resultado alguno. Veronika Mendoza, líder del partido “Juntos por el Perú”, retorno nuevamente a postular a la presidencia, al igual que su antecesor, no logró un convencimiento aprobatorio para los ciudadanos del país. El dueño de la universidad, Cesar Vallejo, y ex gobernador regional de la Libertad, Cesar Acuña, volvió a recorrer el Perú en busca de la aceptación popular hacia el sillón presidencial, pero a los meses su aprobación fue disminuyendo, quedando fuera de la competencia electoral. Daniel Urresti, exministro del Interior, tuvo una gran aprobación al enfrentarse a la delincuencia en el país cuando tenía el cargo de ministro. No tuvo mayor aprobación, debido a los juicios que enfrentaba por el caso Hugo Bustios, asesinado en la época del terrorismo. El exfutbolista George Forsyth renunció a la alcaldía de la Victoria para poder postular a la presidencia. Realizo varios recorridos por la ciudad de Lima; sin embargo, esto no fue lo suficiente. Después de las votaciones de la primera vuelta, los resultados estaban al filo de quién iba a ser el próximo presidente del Perú. Yonhy Lescano dio la sorpresa por el partido de “Acción Popular”, sin embargo, los votos no fueron lo suficiente, al igual que el candidato Rafael López Aliaga por el partido “Renovación Popular”. Ambos recorrieron parte del país en varios mítines; sin embargo, sus competidores tenían mayor afluencia de sufragios. En la recta final quedaron dos candidatos. Keiko Fujimori, del partido “Fuerza Popular”, que por tercera vez estaba postulando a la presidencia del Perú, y Pedro Castillo, de Perú Libre. Keiko venía recorriendo todo el país en busca de los votos electorales, pero no tenía la aprobación de la ciudadanía de las provincias del sur del Perú. Caso contrario pasaba con Pedro Castillo, el cual tenía sí tenía la mayor aprobación del sur, Nor oriente y algunos departamentos del territorio peruano. Finalmente, después de una ardua segunda vuelta, la ONPE dio el resultado final. Pedro Castillo obtuvo el 50.126% y Keiko Fujimori el 49.874%. Castillo fue el ganador del sillón presidencial. Dio un balconazo con los brazos abiertos en símbolo de victoria con miles de ciudadanos, sin saber lo que vendría más adelante.

No al abuso, Paro de transportistas en el Perú. El alza constante del precio del combustible y el excesivo cobro de peajes, fue la detonante que causo esta acción de voz de protesta del gremio de transporte de carga pesada y buses interprovinciales. El bloqueo de las carreteras en los distintos puntos del país, trajo como consecuencias, el atraso de las mercaderías alimenticias en los principales mercados de las ciudades, el impedimento de circulación de ambulancias que trasladaban pacientes con COVID 19 y el traslado de balones de oxígeno para abastecer a los hospitales y postas médicas. Durante el mes de marzo del 2021, la carretera Central fue el punto más crítico del paro indefinido. Camiones y buses interprovinciales bloquearon el acceso a la ciudad de Lima y provincias, con el objetivo de que sus reclamos sean escuchados por las autoridades correspondientes. Piedras y llantas quemadas fueron algunos objetos utilizados para el impedimento de paso de algún vehículo. Días después la policía procedió a despejar las vías bloqueadas por los manifestantes, esto genero un enfrentamiento con los efectivos policiales que termino con varias detenciones. La vía de la carretera Central fue despejada para el libre tránsito vehicular. Hasta el momento la solución a los reclamos de los transportistas sigue en el limbo de alguna respuesta.

Disconformidad en Ica. Trabajadores del sector agrario bloquearon por varios días la carretera de la Panamericana sur. Ellos reclamaban, con justa razón, la aceptación de la nueva ley de promoción agraria por parte del Congreso de la República. La remuneración del salario y el abuso laboral, formaban parte de su voz de denuncia ante las instituciones estatales. “Nosotros recibimos un salario de S/ 39 por 12 horas de trabajo diario; a veces, llegamos a los S/ 20 o 15 soles. “Algunos somos padres de familia y ese jornal no nos alcanza”, señaló uno de los trabajadores agropecuarios. En los siguientes días de conflicto se registraron varios heridos de ambos bandos: policías y manifestantes, así como también la paralización del transporte interprovincial hacía varias regiones del sur del país. Varios pasajeros quedaron varados en medio de la nada, debido a la contraposición. Se estableció una mesa de diálogo llegando a un acuerdo” temporal en el cual, no perjudique a nadie de ambos lados. Los trabajadores agroexportadores son la principal fuente para la sociedad, su lucha sigue en pie y su batalla es constante para cambiar la historia del agro.

Vacancia e indignación, fueron las palabras que estallaron en el mes de noviembre del 2020, en plena pandemia del Covid-19. La llamada «moción de vacancia» por parte de los congresistas, salió adelante con 105 votos a favor, 19 en contra y 4 abstenciones, superando el número de apoyos exigidos por la Constitución. Esto trajo como consecuencia la vacancia de Martín Vizcarra (expresidente del Perú) y el nombramiento inmediato de Manuel Merino como presidente temporal y eligiendo a un gabinete, cuyos personajes no eran del agrado de los miles de ciudadanos que en esos momentos atravesaban por el Coronavirus. Este acto fue tomado como una represión para la población. Grandes marchas se concentraron en el país y la lucha de los ciudadanos, se unió bajo el lema “se metieron con la generación equivocada”. Durante las siguientes semanas, se realizaron grandes desplazamientos de ciudadanos, colectivos estudiantiles y organizaciones sociales por todo el país. Hubo enfrentamientos entre policías y manifestantes, esto causó, varias detenciones arbitrarias y cientos de heridos de ambos lados.

La Coordinadora de Derechos Humanos reportó 47 personas que habrían estado desaparecidas, luego que acudieran a las Marchas Nacionales del 10, 12 y 14 de noviembre, donde la fuerte represión policial causó que dos jóvenes murieran (Inti Sotelo y Bryan Pintado) y decenas resultaran heridos de gravedad. Esto provocó la renuncia inmediata de Manuel Merino, junto a sus demás ministros que conformaban su gabinete. Este Gobierno de transición, se consideró el más corto de la historia peruana. Se eligió a un nuevo presidente en el país. Las secuelas de las heridas quedaron plasmadas en los ciudadanos, pero la voz de la justicia nunca se apagará.

Para inicios del segundo año de la pandemia del COVID-19, se tenía registrado más de un millón de personas infectadas en casi todo el territorio peruano. Las medidas sanitarias no se daban abasto ante la ola de contagios. La tasa de mortalidad (fallecidos) se estaba convirtiendo en parte de nuestra vida rutinaria. Para mediados de febrero del 2021, llegó al Perú el primer lote de vacunas para prevenir el virus del COVID-19. Rápidamente, se pusieron en marcha las instalaciones de vacunas, esto con el objetivo de inmunizar a la población y disminuir el impacto de la pandemia. Se crearon nuevos métodos de vacunación, como es el caso de los Vacunacar. Cientos de familias acudían con sus autos a grandes zonas, donde se instalaban las carpas de vacunación, sin necesidad de salir del vehículo. Este método se aplicó en todos los distritos de la ciudad de Lima. Al mismo tiempo, se ampliaron los horarios de vacunaciones para todas las edades a 24 horas, solo los fines de semana. Se ejecutó el programa de fumigaciones en los sectores más vulnerables de cada distrito, así como también en todos los cementerios de la ciudad de Lima y provincias. En los siguientes meses, el número de contagios, disminuyó conforme pasaban los días. En lo económico, los centros comerciales, mercados y tiendas, recuperaban sus tasas de ingresos lentamente, pero a paso firme. Perú y otros países lograron frenar la COVID-19, momentáneamente. Pero las secuelas del coronavirus dejaron a muchas familias marcadas y otras con el recuerdo hacia el vacío de aquellos que perdieron a sus seres queridos de un momento a otro. El virus no fue eliminado del total, quedó entre nosotros como parte de la sociedad del siglo XXI y solo es un vigilante que está observando cualquier descuido del ser humano.

En el 2021, el incremento de contagios y fallecidos por COVID-19 se alzó a cifras alarmantes. El país atravesaba uno de los peores momentos en su tasa de mortalidad. En medio de esta tragedia, surgió la opción de un preciado tratamiento para los pacientes: los balones de oxígeno. En el campo de la salud, los tanques permiten almacenar oxígeno y funcionaban para brindar respiración asistida y ventilación pulmonar en aquellas personas con Coronavirus. Dado esta noticia, en pocas horas y en diferentes puntos de la ciudad de Lima, se registraron enormes filas de personas de todas las edades cargando sus balones de oxígeno. En varias ocasiones acampaban durante varios días para recargar balones. La tasa de mortalidad tuvo una baja temporal. Los balones de oxígeno frenaron un poco los contagios en Lima Metropolitana. Sin embargo, no todos pudieron llegar a tiempo, en algunos locales el abastecimiento de recarga de balones, no se dio a vasto para todos y se registraron varios fallecidos. Los nombres registrados de muchas familias en los balones, se borraron por el abandono y el olvido que dejó marca de la COVID-19.

El inicio de una etapa dura para el Perú. Se sabe a ciencia cierta que el virus, denominado COVID-19, surgió en la zona de Wuhan, en el país de China, por el 2020. Los síntomas de este virus mortal comenzaban con fuertes dolores de cabeza, escalofríos por todo el cuerpo y daños en los pulmones y demás órganos principales. Rápidamente, cobró varias víctimas en el país asiático. Se dieron las medidas necesarias para evitar la propagación, pero no fue lo suficiente. En los siguientes meses, el virus se había esparcido por casi todo el mundo y el Perú no fue la excepción. En marzo del 2020 se reportó el primer caso de coronavirus en el país. No tardó mucho tiempo en expandirse por toda la ciudad. El gobierno de turno, de Martín Vizcarra, dio la orden de cuarentena total en el Perú. Por varios meses, cientos de familias, no pudieron salir de casa y, por ordenanza nacional, los horarios eran muy restringidos para salir a laborar o comprar fuera del domicilio. Lima era ciudad desértica. A pesar de las medidas sanitarias estrictas, las siguientes semanas se vieron las consecuencias de la cuarentena ilimitada: A) Se produjeron más contagios en los barrios de Lima y esto siguió en cadena por varios distritos de la ciudad. B) La informalidad comercial creció, debido a la escasez de recursos económicos en los ciudadanos. C) La tasa económica bajó enormemente, dado a la falta de empleo, hubo grandes despidos en los centros laborales en el 2020. Los hospitales colapsaron, a causa de los contagiados por día, y al mismo tiempo una gran cantidad de personas fallecían por el virus de la COVID-19. A mediados de la mitad del año 2020 y el freno momentáneo de la tasa de mortalidad (fallecidos) en el país, por las vacunas momentáneas y pruebas de fiebre e hisopado en varios hospitales y centros de salud de cada distrito, el gobierno peruano decreto que se abrieran el libre tránsito a las personas, obviamente con sus mascarillas respectivas. También se reabrieron los negocios comerciales, para que la economía vuelva a su curva normal. Cada sector de comercio de todos los campos, tenía que cumplir con las reglas sanitarias. Mascarillas, normas de distanciamiento, guantes de protección, etc. En el 2020, el primer año del coronavirus, miles de personas fallecieron de un día para otro. Ningún estrato social fue ajeno al contagio; la infección fue mortal para todos. Se calcula que aproximadamente un millón de personas se contagiaron en ese año, sin saber que el virus iba a atacar nuevamente de manera silenciosa

El 23 de enero del 2020, a las 06:45 a. m. aproximadamente, un camión cisterna de gas de la empresa Transgas sufrió un accidente en Villa El Salvador. El furgón transitaba por la avenida Villa del Mar hasta llegar al cruce con la avenida Mariano Pastor Revilla, la cual tenía un desnivel. Al intentar pasar por este tramo, el camión impactó fuertemente, lo que ocasionó la rotura de una válvula y automáticamente todo explotara generando una catástrofe a gran escala. La expansión del fuego fue por varios metros a la redonda. Muchas familias se encontraban muy cerca de la fuga de gas o durmiendo en sus casas. Todo ello contribuyó a que el estallido barriera varias cuadras a la redonda, llevándose todo a su paso. Se registró que 34 personas fallecieron y alrededor de 30 resultaron heridas. Muchos sufrieron quemaduras graves y el panorama era desolador. Familias enteras sufrieron el luto de vivir con el trauma de la catástrofe de aquel día. Un año después se realizó una misa por los fallecidos en la deflagración. Los sobrevivientes se presentaron con las marcas del fático hecho. Niños y adultos quedaron con las quemaduras y cicatrices de por vida. Las casas fueron reconstruidas y se alzó un monumento a todos los que perdieron la vida y dejaron a sus familiares con el vacío de la pérdida repentina.

El país sureño atravesó por una de sus peores crisis en su historia. El detonante de estos sucesos fue el alza en la tarifa del sistema de transporte público de Santiago, que entró en vigencia el 6 de octubre de 2019. Tras ello, miles de estudiantes secundarios se organizaron para realizar actos de evasión masiva en el metro de Santiago. El reclamo de una pensión digna y el cambio inmediato del sistema económico en el país, también trajo como consecuencia el estallido de indignación en la población. En los días posteriores se intensificó las marchas y cada vez el enfado nacional iba creciendo. Ante estas graves situaciones, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, declaró el estado de emergencia y el toque de queda en varias regiones del país. En los días posteriores, los militares tomaron las calles. Esto no se veía desde la dictadura de Pinochet. Ante ello, los ciudadanos alzaron su voz de protesta. La plaza Italia se convirtió, entonces, en el símbolo de la indignación. Concentró a miles de personas de todas las edades, que, con pancartas, música y desfiles, exigían la renuncia del presidente y el cambio de Constitución. La avenida Providencia y otras calles cerca de la plaza Italia fueron el campo de batalla entre los jóvenes estudiantes y los Carabineros (policía), quienes no dudaban en disparar sin discreción. Hubo muchos heridos entre ciudadanos, policías y periodistas (nacionales y extranjeros), así como también locales incendiados en varias zonas de la capital chilena. El Instituto Nacional de Derechos Humanos identificó 19 personas fallecidas, casi 2.500 habían resultado heridas y 2.840 habían sido detenidas. Además, denunciaron casos de torturas y otras vejaciones por parte de las Fuerzas Armadas y del Orden.

En mayo del 2019, un temblor de magnitud 8.5 grados sacudió el lado Nor este del país de Perú. Las regiones más afectadas fueron el departamento de Iquitos y Amazonas, específicamente en las ciudades de Tarapoto, Yurimaguas y Alto lagunas. La secuencia de imágenes es parte de lo que se cubrió en las zonas de Yurimaguas y la comunidad de Alto Lagunas. El fuerte sismo hizo que las casas, iglesias y centros educativos de la zona de Yurimaguas colapsaran. No se reportó ningún fallecido, pero sí cuantiosas pérdidas materiales y una gran alarma de pánico entre los ciudadanos. La comunidad de Alto Lagunas, no corrió con la misma suerte. En esta zona alejada del Perú, a quince horas de navegación por el río Huallaga y únicamente por vía fluvial (bote), se reportó una catástrofe más grande. Todo su puerto fluvial quedó en ruinas, así como, también, cuantiosos daños materiales y un fallecido. La ayuda de víveres y materiales por parte del estado llegaron después de unos días. La tasa económica de la comunidad de Laguna es baja. Viven de la agricultura y la pesca. La comunidad se ubica al lado del río Huallaga y es parte del acceso a la entrada del departamento de Iquitos. Lagunas, con el paso de los meses, fue reconstruyendo su comunidad; sin embargo, aún siguen a la deriva de las promesas del estado.