Diario de una pandemia 2021

Para inicios del segundo año de la pandemia del COVID-19, se tenía registrado más de un millón de personas infectadas en casi todo el territorio peruano. Las medidas sanitarias no se daban abasto ante la ola de contagios. La tasa de mortalidad (fallecidos) se estaba convirtiendo en parte de nuestra vida rutinaria. Para mediados de febrero del 2021, llegó al Perú el primer lote de vacunas para prevenir el virus del COVID-19. Rápidamente, se pusieron en marcha las instalaciones de vacunas, esto con el objetivo de inmunizar a la población y disminuir el impacto de la pandemia. Se crearon nuevos métodos de vacunación, como es el caso de los Vacunacar. Cientos de familias acudían con sus autos a grandes zonas, donde se instalaban las carpas de vacunación, sin necesidad de salir del vehículo. Este método se aplicó en todos los distritos de la ciudad de Lima. Al mismo tiempo, se ampliaron los horarios de vacunaciones para todas las edades a 24 horas, solo los fines de semana. Se ejecutó el programa de fumigaciones en los sectores más vulnerables de cada distrito, así como también en todos los cementerios de la ciudad de Lima y provincias. En los siguientes meses, el número de contagios, disminuyó conforme pasaban los días. En lo económico, los centros comerciales, mercados y tiendas, recuperaban sus tasas de ingresos lentamente, pero a paso firme. Perú y otros países lograron frenar la COVID-19, momentáneamente. Pero las secuelas del coronavirus dejaron a muchas familias marcadas y otras con el recuerdo hacia el vacío de aquellos que perdieron a sus seres queridos de un momento a otro. El virus no fue eliminado del total, quedó entre nosotros como parte de la sociedad del siglo XXI y solo es un vigilante que está observando cualquier descuido del ser humano.